En el vasto multiverso Marvel, hay nombres que infunden respeto inmediato, incluso temor: Thanos, Dormammu, el Fénix… pero hay uno que los eclipsa a casi todos. ¿Te has preguntado alguna vez qué tan poderoso es realmente Galactus? Prepárate, porque su ficha de habilidades parece sacada del modo dios de un juego de rol interestelar.
El devorador de mundos y sus poderes cósmicos
Galactus no es solo un personaje con hambre planetaria: es una entidad cósmica, una de las más poderosas del universo Marvel. Su mera presencia en un cómic ya anuncia problemas del más alto nivel, y es que no hablamos de un villano del montón: se trata de un ser que acumula más de 40 poderes distintos, todos ellos equiparables —y en muchos casos superiores— a un nivel Omega si los tuviera un mutante.
Por ejemplo, su capacidad de manipular la energía cósmica le permite alterar la realidad, generar clones poderosos como réplicas de los Cuatro Fantásticos (aunque sin alma) y dotar a sus heraldos de poderes que rivalizan con los de Hulk. ¿Y eso no es suficiente? Pues añade la capacidad de destruir agujeros negros y manipular su gravedad como si estuviese jugando con un cubo de Rubik. Tal vez hasta Tony Stark se quedaría sin palabras frente a semejante despliegue de poder.
Además, Galactus se mide de tú a tú con personajes y entidades que pocos se atreverían siquiera a mirar a los ojos. Ha vencido enemigos en posesión de gemas del Infinito como las del Tiempo o el Alma, y ha salido con vida de enfrentamientos contra Dormammu o incluso Mefisto en sus propias dimensiones, donde teóricamente son más fuertes. ¡Ah! Y no olvidemos su batalla contra la mismísima Fuerza Fénix, donde, aunque inferior, logró sostener el pulso durante un buen rato. Solo por eso, se merece un respeto cósmico nivel alto.
Más allá de la escala de poder: voluntad inquebrantable
¿Qué hace aún más formidable a Galactus? Su fuerza de voluntad es tan descomunal que incluso la Muerte —sí, esa que viene con guadaña cósmica y todo— reconoce que llevarse su alma no es tarea fácil. En una ocasión, incluso inconsciente, fue atacado por seres de nivel cósmico como Indebit Winner, y no le hicieron ni cosquillas. Imagina estar tan lleno de poder que ni dormido pueden contigo… ¡eso es otra liga!
Y cuando está en su máximo esplendor —energéticamente hablando, claro—, su poder se vuelve casi inabarcable. Ha podido derrotar a cuatro Celestiales simultáneamente, y eso lo dice todo. Recordemos que estos titanes cósmicos no son precisamente de papel: son los responsables de sembrar y moldear vida a escala galáctica. Que Galactus sea capaz de imponerse a ellos nos da una idea clara de con quién estamos tratando.
Por si fuese poco, uno de sus rayos «normales» ha destruido sin esfuerzo tres sistemas solares uno tras otro. Esa sí que es una buena razón para no hacerle enfadar, ¿no crees?
Un villano… ¿o solo víctima de su hambre incontrolable?
Más que un villano clásico, Galactus debería entenderse como una fuerza natural del universo. Su constante necesidad de devorar planetas no nace del mal puro, sino de una ‘hambre cósmica’ que lo mantiene con vida. Red Richards lo dejó claro en un cómic: ni tragándose el universo entero lograría saciar esa necesidad eterna. Más que destruir por destrucción, Galactus representa el equilibrio entre vida y muerte a escala universal.
Eso sí, tiene momentos memorables de pura maldad, como cuando decidió devorar todos los Twinkies del planeta Tierra. Sí, esos pastelitos rellenos de crema. Puede parecer una broma, pero entre la destrucción de sistemas estelares y esa fechoría culinaria, Galactus se ha ganado su lugar como uno de los personajes más temidos (y extrañamente entrañables) del universo Marvel.
En resumen, podríamos decir que Galactus no es simplemente poderoso: es un concepto, una entidad que desafía las leyes de la física y deja en pañales a más de un personaje que ya considerábamos todopoderoso. Si lo comparáramos con una tecnología real, sería como poner un procesador cuántico con IA autoconsciente a pelear contra una calculadora solar. No hay competencia.
Y tú, ¿te atreverías a invitar a Galactus a cenar sabiendo que su aperitivo favorito son los planetas?